El avance imperialista de los países europeos quiso justificarse bajo un supuesto ideario científico que afirmaba la supremacía de la raza blanca y de su cultura. Con tales premisas, la colonización europea proporcionaba a tales "culturas inferiores" la posibilidad de desarrollarse y ser adecuadamente civilizados bajo los ideales occidentales.
Bajo esta concepción racista se crearon exposiciones de seres racializados que eran auténticos zoos humanos. En ellas, de manera condescendiente y supremacista, los europeos podían observar los atuendos y comportamientos de pueblos indígenas exhibidos como seres exóticos de lugares lejanos.
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