Si por algo será tristemente recordado el régimen nazi será por su radical política racista basada en la defensa de la superioridad de la raza aria y por contra el antisemitismo.
El odio hacia la población judía se fue desarrollando desde los primeros momentos del gobierno nazi, pero se caracterizó porque sus políticas persecutorias se fueron radicalizando paulatinamente.
La primera gran medida fueron las conocidas como leyes de Nuremberg
Tras las limitaciones de tales leyes llegó la noche de los cristales rotos, en la que fueron detenidos miles de judíos, se destruyeron sus comercios e incendiaron sus sinagogas.
A partir de este momento los campos de concentración se llenaron de judíos donde fueron sometidos a trabajos forzosos. En tales lugares la vida de estas personas carecían de valor y por tanto muchos acabaron falleciendo en estos lugares.
Uno de los Campos de Concentración más conocidos es el de Auschwitz.
Con la II Guerra Mundial se plantea qué hacer con los judíos desde una perspectiva más radical. La respuesta es la conocida como La Solución Final. Los campos de concentración se transforman en campos de exterminio donde morían diariamente miles de personas.
Escuchemos el relato de una superviviente de un campo de concentración.
¿Quieres leer sobre el Holocausto? Dos buenas opciones son El diario de Anna Frank y el comic Maus.
Fueron las elecciones de 1932 las que permitieron que Hitler se convirtiera en Canciller. Pero cuidado, el partido nazi no había ganado por mayoría, contaba con 196 votos que le permitieron un gobierno de coalición. Como veis, la suma de socialdemócratas y comunista era mayor que la de diputados del partido nazi.
Es importante que entendáis que en Alemania Presidente no es lo mismo que Canciller. Y fue el anciano y manipulable Presidente Hindenburg, elegido por amplia mayoría quien nombró a Hitler canciller.
La cuestión es que Hitler ya estaba en puestos de gobierno, y aunque no tenía plenos poderes, sí contaba con una posición estratégica para orquestar su conquista plena de autoridad y destruir la democracia. Su estrategia ya había sido explicada claramente por Goebbels:
"Somos un partido antiparlamentario, con buenos fundamentos, que rechazamos la Constitución de Weimar y las instituciones republicanas por ella creadas; somos enemigos de una democracia falsificada, que incluye en la misma línea a los inteligentes y los tontos, los aplicados y los perezosos; vemos en el actual sistema de mayoría de votos y en la organizada irresponsabilidad la causa principal de nuestra creciente ruina. ¿Qué vamos a hacer por tanto en el Reichstag? Vamos al Reichstag para procuramos armas en el mismo arsenal de la democracia. Nos hacemos diputados para debilitar y eliminar el credo de Weimar con su propio apoyo. Si la democracia es tan estúpida que para este menester nos facilita dietas y pases de libre circulación, es asunto suyo. (…). También Mussolini fue al Parlamento. Y a pesar de ello, no tardó en marchar con sus camisas negras sobre Roma."
J. Goebbels. Artículo en Der Angriff. 1928.
Además de sembrar el miedo y el terror en las calles con sus camisas pardas, la idea era eliminar a la oposición para las futuras elecciones. Cuando visitas Berlín entre la multitud de edificios es llamativo el Reichstag, porque contrasta la antigüedad de la construcción con su moderna cúpula de cristal ¿A qué se debe tal innovación? Realmente esta cúpula es la reconstrucción de lo que quedó del famoso incendio de 1933 que según Hitler fue causado por los comunistas. Una acusación falsa que le permitió eliminar de la escena política a este partido e iniciar su auténtico salto al poder desde el mismo poder.
La llamativa cúpula fue por tanto una creación posterior que pretende desde luego reconstruir sin olvidar. Recordar lo que una vez sucedió en el parlamento alemán para no volver a repetir acontecimientos semejantes.
Veamos algunas imágenes del incendio y como a partir de ese acontecimiento se precipita la acumulación de poder en torno a la persona de Hitler.
A pesar de haber propiciado un ambiente favorable a la victoria nazi, el partido de Hitler siguió sin contar con la mayoría absoluta. Pero los comunistas no estaban presentes en el parlamento por haber sido detenidos acusados de ejecutar el incendio del Reichstag. A partir de ahí Hitler tuvo el camino libre para obrar a su deseo.
