martes, 3 de octubre de 2023

MORIR POR GUILLOTINA: UNA CONQUISTA SOCIAL

La guillotina es el símbolo de la Revolución Francesa. Muchas fueron las condenas a muerte que se firmaron durante este periodo revolucionario y podríamos decir que prácticamente todas estas ejecuciones fueron realizadas rápida y eficazmente por este nuevo artilugio. 

Morir decapitado era un símbolo de prestigio social sólo reservado a los ajusticiados del grupo privilegiado. No obstante, antes de esta innovación mortal,  por muy privilegiado que fueses,  si el verdugo no tenía buen día podías sufrir una dura agonía. 

Cuando el Doctor Guillotin inventó el nuevo mecanismo macabro pretendía asegurar una muerte rápida y digna eliminando el factor humano del verdugo. Teniendo en cuenta que una de las pretensiones de la Revolución Francesa era eliminar cualquier tipo de distinción social, la nueva máquina no sólo aseguraba una muerte sin sufrimiento,  sino que debía ser la forma de condenar a muerte a cualquier francés, ya fuese rey o un pobre campesino. Es por ello que, aunque nos pueda costar entenderlo, la guillotina significó una conquista social de primer orden. 






Lo tremendo de este supuesto avance para la humanidad es que con el tiempo se demostró que la muerte de un guillotinado no era tan veloz. Este hecho fue clamoroso tras guillotinar a  Charlotte Corday, que recordemos había asesinado al famoso Marat. El verdugo tomo por la cabellera la cabeza de la famosa revolucionaria recién rebanada y para asombro del pueblo allí reunido reunido, Charlotte gruñó y movió los ojos. Hoy día sabemos que las conexiones neuronales siguen funcionando unos segundos después de la separación de cabeza/cuerpo. 




Debemos saber también que mientras existió la pena de muerte en Francia la guillotina se siguió empleando. Quizás nos sorprenda que el último guillotinado fue Hamida Djandoubi en la cuidad de Marsella en 1977. 





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