Hemos comentado en clase que para conocer las trasformaciones sociales motivadas por la Revolucíón Industrial un autor que refleja y critica desde su pluma a la Inglaterra industrial del siglo XIX es
Charles Dickens.En sus novelas
retrata a la nueva clase proletaria, la miseria, inmundicia y la explotación en las sucias y feas calles del Londres industrial. Así nos describe a esta ciudad en su novela
Tiempos difíciles:
“Era una ciudad de ladrillos colorados, o más bien de ladrillos que habrían sido colorados, si el humo y las cenizas lo hubiesen permitido; pero tal como estaba, era una ciudad de un rojo y de un negro poco natural, como el pintado rostro de un salvaje. Era una ciudad de máquinas y de altas chimeneas, de donde salían sin descanso interminables serpientes de humareda, que se deslizaban por la atmósfera sin desenroscarse nunca del todo. Tenían un canal obscuro y un arroyo que llevaba un agua enturbiada por un jugo fétido, y existían vastas construcciones, agujereadas por ventanas, que resonaban y retemblaban todo el santo día, mientras el pistón de las máquinas de vapor subía y bajaba monótonamente, como la cabeza de un elefante enfermo de melancolía. Contaba la ciudad de varias calles grandes, que se parecían entre sí, y de infinitas callejuelas aún más parecidas unas a otras, habitadas por gentes que se parecían igualmente, que entraban y salían a las mismas horas, que pisaban de igual modo, que iban a hacer el mismo trabajo, y para quienes cada día era idéntico al anterior y al de después, y cada año el vivo reflejo del que le había precedido y del que iba a seguirle”.
Una de las novelas de Dickens más conocidas y en las que la crítica social fue mayor es
Oliver Twist. Se trata de un relato sobre la infancia abandonada y los reformatorios decimonónicos ingleses. Retrata la pobreza de los más desprotegidos en una sociedad en la que los niños no gozaban de la protección a la que hoy estamos acostumbrados. Por ello, los niños, en el mejor de los casos, trabajaban en las fábricas como los adultos aunque con un sueldo menor, y en el peor de los casos se veían obligados a mendigar. Para nuestro beneficio esta novela ha sido
adaptada en múltiples ocasiones a la gran pantalla. La última, por parte de Polanski:
Lo peor de todo es que después de leer a Dickens nos damos cuenta de que sus personajes, por desgracia, son eternos, el Oliver Twist de la Inglaterra del siglo XIX bien podría ser
Jason Pino de Medellin. (Buscad un poquito de tiempo para este magnífico reportaje de En Portada).
¿Encontrais algun vínculo entre la crítica de las novelas de Dickens y el relato de En Portada?
Un post anterior sobre la Revolución Industrial y la infancia aquí.