No siempre hemos tenido a los Borbones como reyes de España, estos llegaron al quedarse el trono vacío cuando Carlos II murió sin descendencia.
Ser rey y no tener hijos era una de las peores situaciones que le podían ocurrir a un monarca, pues la supervivencia de la institución se basaba en la capacidad de que fuese heredada.
Siendo tan importante asegurar la descendencia, los reyes europeos debían haber evitado ese gusto que tenían de casarse entre familiares por aquello de no perturbar sangre tan excelsa con la plebeya.
Sin embargo, sin saberlo, lo que hacían era todo lo contrario: "estropear el linaje", pues los problemas de la consanguineidad generaron una prole enferma, y en el caso de los Austrias el fin de su apellido.
El último de todos fue Carlos II quien nació enfermizo, como otros anteriormente, pero que finalmente logró llegar a edad adulta, no sin muchas dificultades. Por aquel entonces, los médicos no acertaban a poner un nombre a todos sus males y acabaron diagnosticándole el haber sido hechizado.
Sea como fuere, por más remedios extraños por los que intentaron curarlo, ninguno consiguió quitar tal "hechizo" y mucho menos una de las consecuencia de fuese la que fuese su enfermedad: la infertilidad.
Por ello Carlos murió sin descendencia, aunque estuvo casado con distintas mujeres, de ahí que hubiese que buscar un candidato al trono entre los primos del monarca. Aquí es donde aparecen los Borbones en España y siguen hasta nuestros días.